De orden de don Darío Dolz, Alcalde Presidente de este Ayuntamiento de la Muy Noble, Leal, Fidelísima, Histórica e Impertérrita ciudad de Cuenca, títulos todos concedidos por los Reyes gracias al valor y arrojo de sus habitantes, vosotros, todos los que aquí estamos, herederos de nuestros valientes abuelos y abuelas, comienzo pregón y os hago saber y digo:
Que esta célebre fiesta se viene celebrando desde que aquel rey Alfonso octavo la rindiese a los moros y fuese bendecida en tiempos por el propio San Mateo en un 21 de septiembre de 1177, cuando el mismo rey dijo que se celebre: “…por siempre jamás”.
Solicito permiso para hacer pregón a pesar de ser hombre de porra, silbato, maroma y no de escritos ni discursos, pero hoy quisiera que por mi boca hablara Cuenca y San Mateo, La Vaquilla, la Virgen del Sagrario y hasta San Julián del que fiesta hemos acabado, para pedir a todos, alegría y respeto.
¡San Mateo¡ ¡San Mateo¡….¡Oe¡ ¡Oe¡ ¡Oeoooo…¡¡
¡San Mateo¡ ¡San Mateo¡….¡Oe¡ ¡Oe¡ ¡Oeoooo…¡
Yo que peino canas, ya veis que ni pelo tengo, he pasado por muchas corporaciones municipales y soy consciente que San Mateo no tiene ideología y siempre aglutina a derechas, izquierdas, centro, verdes, naranjas o morados, porque una Fiesta tan conquense como la nuestra no debe tener condiciones sino unión, alegría, diversión, respeto y voluntades para compartir pendón y misa, cohete y pasodoble, desfile y pregón, y tal como dijo la reina Leonor que ¡así sea y vaca vea¡
Sabed, Peñas mateas, amigos, visitantes, autoridades civiles y religiosas, músicos que buenos pasodobles tocáis bajo los Arcos de este Ayuntamiento en el que hoy me encuentro subido, sin ser noble, ni aristócrata, ni político, ni rico, ni poderoso, ni banquero, solo sencillo conquense que dediqué mi tiempo profesional a la seguridad ciudadana sirviendo a los demás, a arbitrar algún que otro partido de fútbol y a coger la maroma con la destreza que pude aprender o recibir, año tras año.
Y hablando de pasodobles, bien me viene a la mente el Motete que escribiera Alonso Juárez, o el himno a San Mateo por don Práxedes Delgado cuando decía:
“A San Mateo Inmortal.
Gloriosa siempre ha sido
tradición de toda Cuenca
vaquilla por maromeros
y Plaza Mayor siempre alerta”.
Y ahora bien que nos quedan esos lindos pasodobles bajo los Arcos de este Ayuntamiento y que la Banda hace sonar bajo la batuta de su director el maestro Aguilar.
Pues bien amigos, sabed que este privilegio que se me ha concedido de ser vuestro pregonero en este año 2019, me hace sentirme orgulloso de ello, comedido en mis palabras –no soy muy ducho en ellas-, expresivo en mis ademanes –siempre que los nervios no me hagan una mala faena- y sencillo porque de familia humilde vengo.
Aunque no he aprendido mucha historia, sí sé que en tiempos pasados la fiesta celebraba varios patrones como San Bernabé, San Abdón, San Senén, San Mateo y San Julián, y que en todas se soltaban vacas o novillos, unas veces en el Coso del Huécar al principio de los tiempos de la ciudad medieval, luego fueron en el Campo de San Francisco, algún año en la Carretería por circunstancias curiosas, quedando por último esta Plaza Mayor donde vienen celebrándose desde tiempo inmemorial y quedando la festividad de San Mateo como la principal de la Vaquilla.
No sé si fue en el 1978 o en el 79 cuando unas pocas Peñas como la Peña Corinto, la de Botes, Marisol, Pelusa, la Resaca, Comando Loco, el Rodeo y Susana empezaran como Peñas Mateas, siendo ahora más de 40 las que dais color y alegría, a las que os pediría que sigáis unidas por el bien de esta Fiesta porque sin vosotros no tendría sentido.
Siempre ha tenido Cuenca grandes hombres y fue también en estas Fiestas Mateas donde muchos dejaron su huella y desde aquí me gustaría invocarles para que desde allá arriba nos cuiden y ayuden en que nadie pueda salir corneado, meado, cagado o pitufado; recordar a Biribi o Chupito, los García -Miguelín o Herminio-, Yagüe o Jamú, a todos mi mayor admiración y recuerdo.
Pero amigos, soy maromero y lo he sido siempre, por eso quiero que la vaca corra libre, sin presiones, sin molestarla, sin lastimarla y que el respeto para los animales, para todas ellas, y para los maromeros, encargados de sujetar cada recorrido, sea el hilo conductor de unas Fiestas como éstas, las más sentidas y vividas por cada conquense, históricas y bellas. Debemos colaborar con cada uno de los que intentan que esos cuernos nunca dañen al corredor, al visitante, al amigo e incluso, al enemigo.
Mis muchos años me hacen traer a buen recuerdo muchas de aquellas buenas gentes que Vaquilla respetaban: El Roscao, el Velasco Barquillero a quién buen revolcón le dio esa buena vaca de nombre Niebla, o Tino “El Seco”, sin olvidarnos de algunos de los que me antecedieron como pregoneros de postín: Lucas Aledón, Chicuelito, Rafael Pérez, Antonio de Conca, Jamú, Manolo Plaza, Maribel Gil, Diego Valera o el mismo Miguel Romero, nuestro historiador y cronista oficial el que ahora hace esa Cuenca Histórica para conmemorar esta historia alfonsina. A todos, verdaderos maestros de la pluma, amantes de la buena mesa y casi siempre pegados a la ventana del Mangana. En mi retina, Fernando “Meamostos” –ya en el cielo- quien junto a Jacinto “Patola” y su hijo, Román, el Chavo y Julián "Sorianito" sabían y saben ensimismar a las vacas en sus cuadras, sin olvidar al doctor Requena o doctor Infierno, a Dorito, a Pieduro o al crítico Luis Calvo.
¡Ea¡ ¡ea¡ ea¡, ¡la vaca se cabrea¡ ¡que acabe el pregón y suelten la vaca después del tostón¡
¡Ea¡ ¡ea¡ ¡ea¡, ¡ que la vaca se cabrea¡
Pues bien, la tarde acaba de empezar, las Peñas han hecho un bonito desfile y ahora irán a su lugar, las vacas están en cuadras, los médicos están en su lugar –mejor no visitarlos-, los niños deberán de quedar detrás de las barreras, los corredores calienten músculo para evitar los tirones, los camareros prestos a servir el fresco botellín y Julito en el balcón a tiro de buen “cobete” como diría Luis Ca; todo en su punto y todo preparado y yo finalizando pregón que en otra nunca me vi con tanta responsabilidad, esperando que mis compañeros, esos maromeros de postín, prestos estén para llevar bien el ganado.
Por mis manos han pasado buenas reses, aquellas de Buenache del señor Leonardo, las del Cañabate, de la Osilla donde el señor Andreu tanto afanaba para conseguir buena casta, las de Alicia Chico o las de Benito Mora. Porque os acordaréis de “Ranchera”, “Guerrera”, “Golondrina”, “Capricho”, “Sortija”, “Niebla” o la superfamosa “Marisol”.
¡Ea¡ ¡Ea¡ ¡Ea¡…¡si te ha pillao la vaca, jódete, jódete¡
¡si te ha pillao la vaca, te vuelves a joder¡
Y por eso de que, por primera vez, es un maromero el que pregona, me siento obligado a ofrecerles a todos ellos, mi responsabilidad y mis eternos recuerdos y por tanto, no podría por menos que acabar recordando a todos los que ya no están y a los que ahora siguen maroma en mano:
De todos he aprendido y sigo haciéndolo. Pedro “Guiña”, “Teresillo”, Julián Miranzos, Julián de la Rosa, los hermanos Justo y Goyo, Antonio Alcalde, el Fraile, “El Pipiao” y esos otros que compartieron conmigo pasión y esfuerzo, “Los Manazas”, Pedro Malo, Fernando, Manolo, “el Parri”, mi querido Alvarito, Julián, Adrián, Salmerón, Rubén, Sergio Malo, Sergio, David Rodríguez y David Pardo.
Y como final, agradecer nuevamente al Ayuntamiento, a su alcalde con el que empecé pidiendo venia, al concejal de festejos Adrián Martínez que se atrevió a arriesgar fama y cordura poniéndome en este “menudo trance”, a ese buen amigo que no quiere que cite y que buena mano me ha echado en esto de pregonar, a mi esposa Máxima por sufrirme siempre, a mis hijos María Teresa, Mari Mar y Eduardo y a mis nietos, Mario, Paula, Lucía, Cristina y Violeta, así como a mis yernos Jose y Juan Vicente y a mi nuera Mari Carmen, por aguantar a un padre y abuelo travieso, al resto de mi familia al completo, a mis amigos y compañeros, uno a uno, a todos gracias y a vosotros conquenses, mateos, mis disculpas por si mis palabras no os han gustado lo suficiente pero desde el corazón han salido –ahora un poco tocado-; palabras que me han emocionado y que disfrutéis con alegría teniendo cuidado del revolcón, de cerveza, cubata o vaquilla. Espero no haber sido un pregonero “pesao” pues maromero soy.
Por ello, que se escuchen pasodobles, que suelten las vacas con el permiso de la autoridad competente, que San Julián nos bendiga y san Mateo nos auxilie para que evitemos las “cornadas de cuerno y barra” y sin más os animo a que digáis conmigo:
¡Viva San Mateo¡
¡Viva Cuenca¡