El Ayuntamiento de Cuenca vuelve a colaborar con el nuevo trabajo del arqueólogo Santiago David Domínguez y el cámara Dorian Sanz, y su equipo.
Este nuevo reto personal y profesional al que se enfrentan dichos jóvenes conquenses forma parte de la segunda parte del documental audiovisual ‘El último Confín’, esta vez centrado en el estudio de los indios ayoreos del Chaco paraguayo. La primera parte, que fue rodada en Groenlandia, recogía la vida de los inuit del oeste de la gran isla.
Ángel Mariscal, alcalde de la ciudad, considera que el Ayuntamiento está haciendo una gran labor apoyando este trabajo y dotándoles de una subvención para que, al menos, puedan costear parte de sus gastos.
Asimismo, ha querido recalcar: “Es muy bueno que le demos difusión por dos razones: porque es un trabajo de jóvenes conquenses y por la temática, pues tiene mucho que ver con el medioambiente, la deforestación, la ecología y, sobretodo, con ese trabajo antropológico que iniciaron hace unos años estudiando a los cazadores recolectores con cerámica”.
De igual forma, el primer edil, ha destacado que en este trabajo, el cual posee interés e importancia a nivel mundial, hay también otros detalles peculiares que lo hacen más enriquecedor, como la voz de Pablo Ibáñez o la banda sonora original de Sergio Bascuñana, siendo así una producción realizada por conquenses en su totalidad.
Por su parte, Santiago David Domínguez, ha detallado que este trabajo, también posee interés para la ciudad de Cuenca, pues se trata de establecer las conexiones entre los pobladores del neolítico de estas zonas tan alejadas geográficamente pero con muchas cosas en común, por ejemplo la cerámica.
Otra de las pretensiones de esta expedición conquense es poder ayudar a la tribu de los ayoreos, pues a causa de la deforestación muchos de ellos han tenido que abandonar su forma de vida tradicional, pues ya no hay selva donde vivir. A pesar de ello, mucha gente continua en aislamiento voluntario sin conocer la electricidad o al hombre blanco occidental.
Por su parte, Dorian Sanz, cámara de este film documental, ha querido añadir que en Europa y parte de occidente la población se parece mucho entre sí, pero las gentes a las que ellos van a grabar son muy diferentes a nosotros, pues tienen un pensamiento y filosofía de vida muy distinto. “Es muy enriquecedor enseñar como proyecto divulgativo estos documentales”, ha considerado.
La forma de llevar a cabo y poner en práctica todo este trabajo será conviviendo estrechamente con ellos, grabando cómo viven, sin repetir planos; en 15 días intensos de rodaje. Con un toque de diferenciación del resto de documentales, sin hacer sugerencias a las personas que pretenden filmar, mostrando en 60 minutos la realidad más cercana.