El Ayuntamiento de Cuenca ha celebrado este martes su tradicional acto de homenaje a las víctimas del terrorismo, coincidiendo en este caso con el 25 aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA con el lema ‘La unidad a ti debida’. Un suceso durante el que, como se ha recordado esta tarde, “España entera estuvo pendiente del destino de este joven de 29 años”, concejal del PP en Ermua, mostrando su “indignación ante un asesinato a cámara lenta”
El acto de homenaje, que ha tenido lugar nuevamente en la rotonda ‘Víctimas del Terrorismo’, ha estado presidido por el alcalde, Darío Dolz, y conducido por el cronista oficial de la ciudad, Miguel Romero. Blanca y José Ángel, integrantes del Consejo de la Infancia y la Adolescencia de Cuenca, se han encargado por su parte de leer el manifiesto en este acto en el que se ha hecho también un minuto de silencio y la entrega de un centro de flores para honrar a las víctimas.
Además, han estado presentes miembros de la Corporación municipal; representantes de Diputación Provincial, Junta de Comunidades, Subdelegación del Gobierno y Cortes de Castilla-La Mancha; de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad -Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y represente de la Subdelegación de Defensa-; y de la sociedad civil.
En el manifiesto se ha recordado cómo la “marea de indignación popular por la amenaza de muerte a Miguel Ángel se extendió por toda España. Miles de concentraciones y actos se sucedieron los días 10, 11, 12 y 13 de julio, y las imágenes de aquellos días son inolvidables”. Un suceso que supuso una unidad sin precedentes de todas las instituciones y sociedad civil.
Lamentablemente, “no pudimos salvar la vida de Miguel Ángel, pero defendimos nuestra dignidad y exigimos la aplicación del Estado de Derecho para derrotar a la banda definitivamente”.
Blanca y José Ángel han leído además en el texto cómo “nosotros, los jóvenes, no vivimos aquellos agobiantes días, pero hemos visto imágenes de las manos blancas, nuestros padres y madres nos han contado la angustia de aquellos días y, de alguna manera, somos herederos del espíritu de Ermua, herederos de la cultura de la paz, de la no violencia y de la convivencia de los pueblos”.
Para terminar, han señalado, “la enseñanza de aquellos días de julio y el compromiso con la memoria de todas las víctimas del terrorismo siguen vigentes entre nosotros”.